3 mayo, 2024
Interes General

Argentina superó los 100 mil muertos por coronavirus

Argentina superó los 100 mil muertos por COVID-19 después de 494 días de registrar el primer fallecido. Se ubica en el puesto 11 de este ominoso ranking mundial. La cifra de víctimas fatales se duplicó en los últimos cinco meses, ya que hasta el pasado 12 de febrero se habían reportado 50.000 fallecidos. La primera muerte por Covid-19 se produjo el 7 de marzo de 2020. La pandemia estuvo cruzada por falta de vacunas, vacunación lenta y especulación política.
Al comienzo de la pandemia la mayoría de las personas fallecidas por Covid-19 eran mayores de 70 años, en general con enfermedades preexistentes. Con el paso de los meses, el grupo de edad más afectado se situó en 60 años y más, con un aumento de la tasa de letalidad conforme aumenta la edad. El 83,3 % de los fallecidos este año correspondió a mayores de 60.

Dos olas de la pandemia

Distintos especialistas coincidieron en remarcar la trascendencia de las medidas que evitaron el colapso del sistema de salud durante las dos olas de la pandemia y el impacto de la campaña de vacunación lanzada con en el objetivo de salvar vidas, en una jornada en la que el país superó los 100 mil decesos de personas con coronavirus.
«Se puede estimar que si no se hubiera alcanzado en mayo el porcentaje al que se llegó de vacunados mayores de 60 años, hoy tendríamos 30.000 muertos más», dijo el físico e investigador del Conicet, Jorge Aliaga.
El especialista hizo referencia al hecho de que en la Argentina casi un 80% de las personas de más de 60 años estaban vacunadas en mayo, lo cual salvó miles de vidas en una franja etaria de riesgo; así como un 65,3% en el caso de los mayores de 20.
«Hoy atravesamos una caída muy fuerte de todos los indicadores, tales como notificaciones de casos, fallecidos e internaciones de terapia intensiva», dijo.

Sin colapso del sistema sanitario

El especialista se refirió así al impacto que tuvo el número de fallecidos por Covid-19, que hoy alcanzó los 100.250, y dijo que las acciones sanitarias, a las que se sumaron la gestión temprana de vacunas y el fortalecimiento del sistema sanitario, permitieron llegar a los 15 meses de pandemia sin que colapsara el sistema de salud.
«Sin embargo -advirtió Aliaga- no podemos tener un discurso exitista cuando llegamos a los 100.000 muertos. Hay que hacer un balance sobre qué pasó para ver en qué se puede mejorar».
«El objetivo del año pasado, que era ganar tiempo hasta fortalecer el sistema de salud, se logró; también se consiguió hasta ahora tomar medidas cuando los casos aumentan de modo drástico para evitar el colapso. Es decir que en Argentina no hubo muertos por falta de atención médica en 2020 y en 2021, sino que hubo casos puntuales de mucha tensión, pero no tuvimos las imágenes que habíamos visto de Nueva York, el Reino Unido o Italia», puntualizó.

Efectos en la economía

Ese cierre salvaje, que obstruyó el funcionamiento de la economía por meses hasta que se empezó a liberar gradualmente, resultó en una caída del PBI argentino en 2020 del 10%. Ese descenso se dio además en el marco de varios años de recesión y de un 2019 especialmente duro. ¿El resto del mundo no cayó también por la pandemia? Sí, fue un revés global, y especialmente duro para muchos países. Argentina se ubicó entre los más golpeados en su economía de todo el mundo y entre los que más tardarán en recuperarse.
«De la muert no se vuelve, de la economía se vuelve», añadió aquella vez el jefe de Estado a las palabras que titulan esta nota. Al día de hoy, a un año de lo peor de la cuarentena, todavía el país arrastra las cicatrices de comercios cerrados, pobreza del 42% (casi 7 puntos por encima de la prepandemia) y habituales organizaciones sociales que toman la 9 de Julio en reclamo de alimentos, trabajo y planes sociales. Con lo que se estima que crecerá el país este año se cubrirá poco más de la mitad de lo perdido el año pasado.

Una fallida disyuntiva

Como tantos otros pronósticos realizados por el Gobierno, éste tampoco se concretó. La diferencia es que, en este caso, el yerro involucra a la cifra que más duele. Argentina superó hoy los 100.000 muertos –100.250, según los datos oficiales de hoy– por covid-19 en medio de una pandemia que golpea a todo el planeta. La estadística es feroz, pero cobra dimensiones de verdadera catástrofe porque se trata de 100.000 nombres; vidas y familias quebradas por la muerte y el dolor.
“Prefiero tener el 10% más de pobres y no 100 mil muertos en la Argentina”, dijo el mandatario en una entrevista con Jorge Fontevecchia en Perfil. “De la muerte no se vuelve. En cambio, de los problemas económicos, sí. Siempre pongo el mismo ejemplo. El año anterior a que asumiéramos con Néstor, en 2003, la economía había caído 11 puntos. Once por ciento de caída del PBI, 57 puntos de pobreza, 25 puntos de desocupación, y volvimos. Todo eso se puede recuperar, lo que no puedo recuperar es una vida”, agregó.
Actualmente, el país tiene 10% más de pobres –10 puntos porcentuales, en rigor–, pero también llegó a los 100.000 fallecidos. No hubo disyuntiva: la “preferencia” del mandatario sobre una de las opciones quedó de lado y el país sufre ambas. Según las últimas estimaciones, Argentina está muy cerca de llegar al 45% de pobres; o sea, 10 puntos más de la población de los que habló el primer mandatario en 2020, y casi 30% de aumento en cantidad de personas de las que estaban en esa condición cuando asumió la presidencia.
Más allá de la mala gestión que las autoridades pueden haber hecho del contexto sanitario –con un debate que aún no termina de saldarse sobre la calidad de las vacunas que llegan al país y la velocidad con que lo hacen–, desde el comienzo de las restricciones el propio Gobierno planteó la dicotomía economía-salud; un falso debate que, ante la contundencia de los hechos, ya ni siquiera los funcionarios se molestan en defender, aun ante el impacto de la segunda ola, la aparición de nuevas peligrosas cepas y la incertidumbre sobre futuros nuevos coletazos.
Desde el principio, esa disyuntiva resultó difícil de entender. “El tiempo ha demostrado lo incorrecto de esta apreciación. Vivir es más que no contraer el coronavirus; vivir, para empezar, es también poder llevar el pan a la mesa familiar. No es la economía, son los seres humanos cuyas vidas y las de sus familias han sido destruidas”, ejemplificó Edgardo Zablotsky, rector de la Universidad del CEMA y miembro de la Academia Nacional de Educación.

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